Ella está muy preocupada,jamás él había llegado tarde a ningún sitio y menos para desayunar con ella,para amarla.
Es de día,las horas caen con furia sobre el cristal,mira su teléfono una y otra vez,le manda mensajitos con stickers pero no hay respuesta...Son esos niños de cuarenta y tantos.
No es la primera vez que a él le tocaba el turno de noche,últimamente hacía turnos dobles debido a los recortes en la empresa.Se pone a preparar el desayuno para dos,un tú y yo como siempre.Al hacer el zumo,el bebé que lleva dentro se mueve, se mueve demasiado como si notase que algo no fuese bien.Acaricia su barriga con mucho amor,con todo el amor.Le habla para decirle que esté tranquilo que su papá está al caer.
Mira el reloj,lo vuelve a mirar,casi no le da tiempo a que pase el tiempo,su corazón encogido,sus latidos se aprietan tanto que le cuesta respirar.Lo llama cada tres minutos a su móvil,en su pensamiento está seguido con él,así lo hacía de chiquilla para no echarle demasiado de menos...
Se hicieron novios incluso antes de conocerse,aún recuerda como veían saltar las ranas cerca del río.
Él le tiraba de su trenza,una trenza enorme que le tapaba su espalda,ella se picaba,le decía que se lo iba a decir a su madre y él le contestaba: "vale, díselo,total me voy a casar contigo" .Ella se enfadaba más pero contenta y muy sonrojada por dentro.
Una vez estando debajo de un abedul, él la desafío y le dijo: "a qué no te atreves a besar a esa rana" .- "No, qué asco-respondió ella.-Jaja,no decías que podía ser un príncipe encantado por una bruja".- "Era una broma,tonto. Si prefieres te beso yo a ti,seguro que estás hechizado,ranita de chocolate"(él tenía la piel muy tiznada,de un moreno cerrado,marrón chocolate).Entonces ni corto ni perezoso se le acercó,la abrazó y la besó.
Aún recuerda la bofetada que le dio al pobre y como salió corriendo con su vergüenza a cuestas hacia su casa cerca del río...
Los recuerdos son caprichosos,van y vienen y más en situaciones de angustia como la que ella está viviendo.El desayuno termina por enfriarse como el tiempo,llama a todas las personas de su agenda para preguntar si saben algo de él.Nadie sabe nada.
Mientras en las afueras de la ciudad donde unas carreteras se cruzan con otras y los coches parecen un hervidero de hormigas en hora punta,hay un atasco tremendo debido a un accidente.Un coche se ha salido de la vía,está volcado como el corazón de su mujer y del motor sale un humo negro que se ve desde lo lejos como una señal de socorro que llega tarde.El conductor yace a unos metros de su coche.Los servicios de emergencia ya están en la zona.No consiguen reanimarlo,no pudo decir ni una palabra de despedida hacia su mujer,aquella niña que lo había enamorado cerca de un río,aquella vecina que se pensaba que las ranas eran príncipes encantados,la misma a la que le robó un beso debajo de un abedul.
Sería la primera vez que él llegaría tarde para encontrarse con ella,para amarla.La vida se lo arrebató demasiado joven,era un niño de cuarenta y tantos y de una manera violenta,a quemarropa.Ya no podrá verlo nunca más,salvo en la mirada de su hijo al que llevará al río para ver cómo saltan las ranas.
Aquel año no hubo primavera para ella ni sol ni buen tiempo,solo el nacimiento de su hijo le devolvió un poco el calor que aquella trágica mañana le arrebató la crueldad de la vida cuando es a des-tiempo como un vuelco de furioso granizo y una fuerte helada,la helada de sangre de un adiós feroz.
Aún lleva en sus labios el beso que le dio aquella noche antes de irse a trabajar y ese te quiero atragantado en su alma"nos vemos mañana en el desayuno,cariño".
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