vuestra merced lo sabía,fue menester recordárselo aún pagando un precio muy alto pero no por cobardía.
Lisonjas me ha regalado hace ya tanto tiempo que ignoro la causa de aquel torpe agravio.
Pero no temáis pues el camino es largo
y lleno de pendencieros que porfían
en robarme lo que ya no poseo;
mas les valdría, clavarme del todo la daga que en el pecho llevo y acabar de esta manera tal sufrimiento que me mantiene postrada en esta vida de esos rufianes que me apalean el sueño.
No soy princesa ni vivo del cuento, por mucho que las malas lenguas se les aflojen en cuanto a mi vera murmurar las veo.
Piedad,señor mío,
me cuesta hasta el aliento y ya no tiene color mi rostro,arrugas tal vez mi gesto
como en mis viejos ropajes o mi canoso cabello. Si alguna vez fui bella para vos,poco le duró a vuestro mirar ardiente ese hecho.
Pero no son mis cuitas de piedra enternecida como otros que enterrados están con sus quejas,
mi hermosura si acaso la hubiera tenido o si osada la tuviera,
huyendo muy confusa está en medio de la memoria poblada como perezosa
pero
ya no viene a mí ociosa
pues la florecida juventud,
marchita entre crisantemos se halla.
Deteneos pues,las aves al fin alzaron su vuelo bien lustrosas,ligeras bajo sus enaguas de plumas,
sin miedo a perderse en el azul soberbio de aquellos ojos de marino ufano
y no le digo en vano que el alba jamás será desvanecida
en cuanto su oleaje vuelva a surcar otros mares ya que por estos lares la luz dormida de mi alma se desprenderá del mediodía y no será ni cautiva ya su soledad .
No es grata la despedida solo con ella se crecen los fríos y en duelo van a desembocar al mar
ya de por sí embravecido,por ser invierno,aterido prisionero de su hondo pesar.
Parto hacia tierras menos hostiles donde las rosas todavía estén por fraguarse sin espinas.
Mi humilde homenaje a Garcilaso,a Lope...pero en voz femenina.
Y como diría el Hidalgo Don Quijote:
" ¡ Ladran, Sancho, señal que cabalgamos ! ".
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