sábado, 2 de marzo de 2024

Ojalá no lo hubiese desconocido

Desconozco tu dolor...si hay agua en tus mejillas de noche,si alguien te ha llorado,si todos te han querido,si peina canas alguno de tus latidos,si tu corazón fue manco y tanto lo has sentido...si tu desconsuelo te ahoga como esa edad ya cansada de no poder estar tan erguido. 

Quizás no sepa si tus días han temblado,si tus noches apenas han dormido,si fuiste más de sueños o de planes escondidos,si hay fracasos en tus bolsillos y aciertos en tus seres más queridos. 

Pero a mi mente te vienes de hombros encogidos,con los brazos tan caídos,con escombros en tus ruidos y no sé si alguna vez los demás te sacaron de su olvido, de dentro del pozo en el que te habías caído porque alguien te empujó por descuido,porque iban con prisa los otros como tú,desconocidos.

Contemplo a lo lejos,lo lejos que andamos, a veces,de nuestros propios rotos caminos,estamos a por uvas...pero retorcidos miramos tanto para fuera cuando se palpan tan cerca nuestros gritos y agarro los tuyos con fuerza,de la que ya apenas me quedan un par de hilos...

Y con sutileza te imagino...esa mirada de almendra como la de un chiquillo que crece sin olvidar lo que ha perdido,lo que ha ganado al nacer dónde ha nacido,saboreando la victoria de ese abrazo,reconfortante como mullido, de los padres que ha tenido,que están presentes aunque hace ya mucho mal tiempo que se hayan ido,de todo lo que le han amado,de todo lo que los ha vivido...si fuiste su ovillo y en el hermoso jersey que han tejido,en un buen amigo de buena lana,un abrazo como benéfico abrigo.

Tal vez te esperen la lágrima y su pellizco,la que conlleva que más allá de la primavera sientas frío pero también te aguarda la ola que mereces grande,llena de salitre tu luz,tu talento de orfebre y tu arte esculpido.

Quizás seas de verdades...desnudas y veraces, voraces en tu alma poblada de salvajes pero no por estar asilvestrados, sí llenos de rabia cobarde que dentro te queda para no herir a nadie, que no te sale o de tristezas valientes porque te queman,arden...

Quién sabe lo que sientes, qué canción te estremece, qué te emociona tanto solo un instante, qué te hace reír tras los matorrales o cómo te muerde la intemperie cruda y el porqué guardas caricias en cajas pequeñas o curas tus heridas de dentro hacia fuera,igual que de pequeño lo hacían tus padres.

Desconocen lo que te gruñe la mañana o si deseas ser solo por unos instantes inmensamente viernes o lo tarde que te volvió una tarde no tan cualquiera cuando te cambió tu paso debajo de aquella maldita escalera,el reloj de la cocina que no te perdona,que el tic tac te acecha y por eso ya no llevas uno de pulsera...

No solo el caracol duda sobre la hierba, también tu vida puede ser una llamada en espera,que nadie contesta,no te responden,te agotas y no se enteran; los que opinan de ti, no te conocen,solo te asedian,no han vivido ni un minuto de tus d-años ni han dejado tus vívidas huellas,no han estado en tu piel ni en tus mareas ni se han bañado en tu mar de dudas y desconocen si el café tímido que te tomas ,es después de una deslavazada noche en vela; si la chaqueta que llevas puesta te la hizo tu hija si la tuvieras y esa bufanda tan vieja que era de tu madre que te pones para sentirla si cabe más cerca y si aún le cuentas a tu padre esas pequeñas cosas, igual que lo hacías antaño bajo su atenta mirada,de esa certeza que él era. 

Lo más invidente es que los ciegos te vean. Pero da lo mismo que seas o no de huidas ni de maletas o qué labios besas,si tus versos no riman con su nada,si juegas con tus sombras aunque no sean chinescas; tu vida merece la pena,la alegría o lo que tú quieras.

Los otros desconocidos opinan,comentan sin conocerse siquiera,tantas virtudes como defectos tengan,no se toman consigo mismos,tantas molestias.

Y mientras el desconocido que se conoce,sabe que sus precipicios solo son grietas, heridas palomas que siempre blancas vuelan.

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