martes, 5 de agosto de 2025

Este verano me suena

Maúlla este calor enroscado... qué lentos, a veces de colores, son sus pasos de arena que araña y malherido quema.

Impávida amanece la playa, sin huellas de los momentos de ayer en su arena, sin sus castillos, sin rastro de niños que han jugado con ella, sin turistas con ocio en las venas. Pura quimera.

Cacarean los amores de verano, atardeceres únicos que murmuran y las ansiadas vacaciones que tararean. Hermoso tiempo y libre como el mar, Nino Bravo sonaba así al viajar en familia en agosto hacia Carballiño, el mejor sonido : el cosquilleo de la infancia.

Crecer ya es otro cantar...no de Mio Cid pero quizás un rebuzno o un rugido depende de nuestra naturaleza poca humana porque no siempre sabemos qué hacer con ese ocio después de la maratón vital a la que estamos acostumbrados. ¿Coincidencia que pongan el Tour en verano si llevamos todo el año pedaleando? Es verlos y te parece que ya has estado allí en el pelotón(de fusilamiento, si nos ponemos goyescos) pero en fiebrero o en ma(r)zo, sin maillot pero igual de apretado. 

Vuelvo a sonar...las bicicletas son para el verano y me acuerdo de la BH blanca en la que aprendí a "volar" de la mano de uno de mis hermanos en el barrio donde jugábamos de niños y el borboteo de las vacaciones después de terminar las clases en las calles se escuchaba claro y alto. Y desde las ventanas las madres gritaban los nombres de sus hijos...era hora de bañarse y cenar.

Ronronea el arroyo que hay en uno de tus cuadros...parece que se escucha hasta el vuelo del pájaro. El zumbido que viene de la chimenea ya no te parece ajeno. Pero aún los recuerdos que emanan de las fotos en esos marcos son tan mansos,tan quietos, olvidos enmarcados? Apenas los miras, son ya pasado, una fotografía más allá de la memoria por si esta se descuida. Quién diría que un día,solo un día puede desbar/atar muchos años.

Ulula el insomnio de la noche que arde, ese ocio tardío y a destiempo estival, q a(n)gosto se exhibe el mes si atardece unos minutos antes como bostezos de la sombra que cubre el césped.

Me hago respuestas para las que no hay preguntas, soluciono problemas que solo se plantean más allá de mi esquina del viento. Y pongo admiraciones para resaltar la belleza del silencio de un solo de jazz como si el estío acariciase un saxo.

Relinchan los delincuentes de poca monta,no como Babieca, esos que te acechan a plena luz de una vela/da condenada al acierto y es tan difícil acertar que no sé para que llevo fracasos en los bolsillos, comodines del absurdo quemado,cenizas ya del miedo y poco más.

Y grillan las redes asociales, el paripé del verano enlatado, fotos que no plasman nada porque solo las has posado, pasarela de zombis pijos o no, y no hablo de los influencers; quién se maquille para lucir su bikini, desconfía. Aquel que lo disfruta, entre risas y palabras,capta esos momentos en su retina sin desprendimiento. 

Ladran ciertos recuerdos como diría El Quijote a Sancho : señal que cabalgamos. Bastiagueiro a primera hora con un sol tímido que aún se despereza, íbamos para allí a jugar; mi padre a la pelota con mis hermanos mientras mi madre abría el bote azul de Nivea para pintarme de blanco para estar preparada para coger conchas juntas cerca de la orilla.

Luego a saltar las olas como chiquillos que éramos y en la mirada de nuestros padres la mejor instantánea del verano en la arena del tiempo,del buen tiempo que aún rezuma cálida la melodía por la piel morena de aquellos veranos a manos llenas.

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