¿Sabéis esa sensación de pellizco de cómo va a terminar tu día, de cómo va a ser la noche y cómo amanecerás y así cada momento si es desapacible tu semana ?
Podría ser solo grisácea rutina y su desprendimiento de tierra o esa tristeza pedregosa y su a/batimiento en un constante duelo o sencillamente spoilers de tu ahora melancólica nostalgia.
De hecho si te mirases por un agujero como espectadora,el guión sería tan previsible como que la vida sigue pese a las irreparables pérdidas,como si fueran una cuestión de mecánica pero terminasen tus sentimientos en carne viva en el desguace.
Por eso te acuestas tarde una vez más pese a que dijiste la noche pasada que no lo volverías a hacer pero se te escapa como aire en una jaula, esa galaica hora "entre lusco e fusco" de tu alma crepuscular en la que permaneces como un suspiro encallado.
Al meterte en cama,el sueño tropieza y no llega,das vueltas y vueltas... a tu vida de pacotilla,de joven adulta venida a menos o te pones de niña subida a una nostalgia a modo tiovivo que parece que giras sobre tu arena del tiempo y humedecidas tus mejillas,tu mirada se cierra por descanso del personal.
Tienes sueños profundos de los que te quedan tatuados al despertar. Son raros ,a veces, como ese verde canino ladrador ,otras parecen arañazos de siameses y maúlla tu pena hasta erizarse.
En ocasiones son tan vívidos que al sonar el despertador, te da un mazazo de realidad que bajas al mundo de golpe,más herida de lo habitual,sobre todo si sueñas con los que ya no están...
O también si se retuercen,si se tornan pesadilla ,semeja que estás tumbada y exhausta sobre un cuadrilátero con funda nórdica derrotada y como púgil inexperto y maniatado, te sube el miedo unos cuantos grados hasta que tu dolor febril muy dentro cautivo está.
Y así según hayan sido tus sueños no hay manera de amanecer porque te sientes que tus pies son papel mojado,que tus pájaros en la cabeza son de barro y que tu mirada está cuajada y solo notas que en el día te van a sobrar horas porque algunas marchitan solas pese al agua que les pones como esas ganas que de niña tenías no solo la mañana de Reyes,el agosto,muy a principios que pasabas con tu familia en Carballiño,el viaje en coche hasta allí con Nino Bravo incluido,en la cara A y en la B del radiocasete.Tus fiestas de cumpleaños en casa con tus amigas, perfectamente organizadas por tu hermano el del medio y la tarta de galleta que hacía tu madre con su mandil curiosamente con pinzas de la ropa muy pillas detrás colgadas.
Esas tardes en las que mientras ella remendaba no solo vuestra muda descosida, de fondo sonaba en la radio La saga de los Porretas y esas noches buenas juntos, todos...o cualquier otro día solo porque veías a tus padres ya al despertar en tu hogar, este con la sonrisa de salitre puesta y las ventanas de par en par al mar abierto.
Y recién levantada con muchos sueños en los bolsillos de tu bata estampada de pingüinos que te había comprado tu madre en la mercería del barrio,te encontrabas esos zumos de naranja en la cocina recién exprimida y el olor a café y las magdalenas de la Bella Easo y el Colacao.
Luego de esta extraña algarabía matutina,dos de tus hermanos se iban para coger el bus del colegio,otro al instituto cerca de casa, el mayor de los cinco a la universidad y tu madre te llevaba a la escuela que estaba enfrente de casa pese a las bromas de tus hermanos que optaban por decir siempre que con un tobogán ya te podían lanzar desde la ventana.
Recuerdas hasta el tierno olor de tu madre que se quedaba en tu mano parte de la mañana escolar y el beso madrugador de tu padre antes de irse a trabajar aún estando tú dormida,cuando estaban las calles por poner . Él solo quería hacer la ruta pronto para que no se le hiciese tarde volver.
Casi todo era hermosamente imperfecto pero era vuestro y el presente muy indicativo de lo que suponía crecer a vuestro aire blanquiazul cuando no se da por hecho la victoria y la derrota roza levemente la piel,sin embargo el corazón latía al unísono y se multiplicaban las ganas y la pasión de volver a empezar.
Y Riazor más mosquetero que nunca,os observaba cada día desde ese cariño hecho a fuego lento con tanto amor como el que desprendían tus padres.
Ellos siempre tan entrañables, únicos, de una honestidad tan visible como la luna se baña en el mar desnuda,sin tapujos,llena...de su verdad.
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