viernes, 4 de agosto de 2023

Des-hacerse tarde

Qué huérfana se quedó esta mañana sin sus silencios en la escalera,sin poder dormir el quinto escalón,algo inquieto. ¿A veces no veis el descaro del pintor que colorea el cielo?
Ese azul intenso de pitufo desparramado arriba en el techo infinito y si de humor está manco,brochazos grises y plomizos da,sin preocuparse de cómo nos hace sentir su lienzo.
Obra maestra quizás que hasta mago parece el viento,el cómo es capaz de convertir a su aire en brusco movimiento,en remolino caprichoso o extraño cómplice de esparcir incendios. 

Y oigo la lluvia que no cesa como el rayo aquel de Miguel Hernández en las tapas duras de mi cabeza y me doy cuenta que quizás nunca abracé lo bastante que no lo suficiente a quien me quiso sin condiciones y aún guardados respiran abrazos enormes en los agujeros de la memoria que tiembla en mis manos como ese olvido que llevas tatuado en la piel de gallina por ser valiente a destiempo. 

Hacerse tarde,impuntual en la desmedida de lo posible,te convierte en un duda endeleble.

No sienta nada bien tener como fondo de armario una mañana que tal vez ya no despierte y colgada se quede en la percha de tu estupidez más reciente. Y que tu tristeza sea honrada de nada sirve porque la alegría siempre sucede de repente.

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