sábado, 3 de junio de 2023

¡Qué vuel(v)an nuestros clásicos!

Tal vez hay noches oscuras en el alma, tiritan los astros a lo lejos,la luna es una vocecita en la noche o a la princesa que está triste se le siguen escapando los suspiros de su boca de fresa. San Juan de la Cruz,Neruda,Borges y Darío sí lo sabían.

Tal vez la paloma se equivocaba donde el aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio mientras la aurora de Nueva York gime por las inmensas escaleras ya que al hablar,se encienden los espacios del ruido. Para Alberti,Cortázar,Lorca y Salinas eran certezas. 

De verdad están hechos los clásicos y lo digo en presente porque sus palabras permanecen en mi memoria de adolescente, la de ahora está algo más ajada,de merluza a la gallega como a nuestro padre le gustaba.

Hierro en su paseo diría que sin ternuras que entre nosotros, sin ternuras, nos entendemos.Auténtico. 

Nuestros padres eran, son y seguirán siendo nuestros clásicos favoritos porque su Atlántico infinitamente nos abrazaba,rezumaba calidez el silencio de su tarde hablada en aquel salón de mirada abierta al salitre de nuestra mañana.

Sabias eran sus palabras y el amor desnudo,incansable recorría el largo pasillo de niños con nuestras olimpiadas .Había música variada para su repertorio de hijos y la vida alta y clara sonaba y sus afectos iban más allá del portal de nuestra casa. Todos tenían cabida y cabían todos en el océano de su alma. 

Nuestra madre qué bien sabía leernos por dentro como nuestro padre nos calaba al entendernos con tanta entrega a modo crucigramas,ya fuésemos autodefinidos, clásicos,en blanco, silábicos o de palabras encadenadas;todo le/lo encajaba.

Nos descifraban con solo saber mirarnos porque hasta en nuestro más torpe silencio nos escuchaban.Ardua tarea la suya si cada miedo de desván,cada herida de arena,cada luz callada,cada caída de vértigo,cada anécdota disparatada,tanto cambiaban;cinco mareas muy vivas como distintas,necesarias para una misma resaca. Y muy s-ola,tan fuera y a veces tan dentro la verdad y su intemperie descarnada temblaba.

Y ahora al pensar en Riazor, en su azul bravo contra las rocas en las que más de uno de nosotros,algún beso robara,en su azul espumoso de rompeolas que alguno de mis hermanos lo cruzaran y nuestra Reina de África muy madraza se enfadaba por si algo les pasaba,tan única que en cada viaje para las fotos como reina saludaba ;en su azul pintado de cielo,el mismo que papá nos regalaba,protector sí pero que a gusto se estaba;en su valioso blanquiazul Deportivo,viendo sus partidos qué patadas daba como si él mismo fuera el que chutaba,en su azul.. de buen marino que más que en su propia tempestad,la ajena bien la navegaba y su esquina del viento de bocanada...azul también que el alma de sus grumetes despeinaba... 

Decía que al pensar en Riazor,ahora sentimos desvaído su azul en lo cuajada y canosa que está ya su descarada telaraña.
Cierto es que a todos nos completaban ya fuese en los Mallos o en Riazor... cuánto nos amaban.Ahora con su gran bola de fuego y tan Panchos de la mano lo siguen haciendo...nos vigilan,juntos en pie bailan y al lograr que fuésemos tan posibles...como si fuera fácil,casi nada!! 

Los sentimos a cada peso y a cada paso porque entre nosotros nunca quedará vacío su espacio.
Quizás Hierro era el que se equivocaba y no la paloma de Alberti porque nosotros con ternuras sí que nos entendemos, así ellos siempre nos lo demostraban.

Admirad,mirad a-mar adentro nuestros clásicos vuelan juntos, no solo en nuestras impávidas madrugadas. Él sigue levantándose muy al alba,de hecho es el alba, para ponernos las calles a nuestros pies y ella contemplando de noche a sus barquitos desde el verde ático de su mirada.

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