A veces cincuenta palabras,sesenta o cien nunca expresan nada bien algunos sentimientos.Esa es la verdad que se respira entre el cielo y el suelo justo en el club de los humildes al que pertenecen los héroes de la Antártida.
Mientras perdido en mi habitación me doy cuenta que me cuesta tanto olvidarte...No es una cuestión de maquillarse y menos de colarse en una fiesta ni de mujer contra mujer sino que un año más no pintamos nada al encontrarse la fuerza del destino en pleno descanso dominical.
Estamos en un tiempo extraño de fallo positivo,donde no hay marcha en Nueva York y con esa sensación de no poderse levantar y que ni siquiera una rosa es una rosa.
Ya no es serio ni este cementerio,la naturaleza muerta está a su aire,sus brillos mortales despuntan al alba como esa cruz de navajas pero siempre nos quedará el hijo de la luna,coger un barco a Venus o a Hawaii-Bombay y pensar que lo que opinen los demás está de más,no se puede detener palomas al vuelo".
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