Errabas en guardar tus versos más tristes en cestos de mimbre, mirabas despacio las sombras y sus heridas chinescas, leías con maestría los pasos de braille de algunos pies ciegos y ofrecías refugios impensables en los altillos abuhardillados que había en tu fondo marino secreto.
Pero la vida se disfrazaba a tus espaldas ya muy curvadas, descosía la calma que lograbas tímida y se desnudaba toda descarada la noche en el tibio sofá de tu casa mientras a tientas buscabas la luna que se te había caído de las manos cansadas.
Invitabas a tus extraños pasajeros que salían del agujero del miedo a secuestrarte sin saberlo,sin sospecharlo primero. Confiabas en viandantes con melancohólico corazón de garrafa que timbraban a la puerta de tus cerr-ojos negros.
Ponías silencios de terciopelo en un jarrón con agua, encendías tu ternura solitaria cada vez que rugía el viento contra tu ventana y en-callabas el confuso jaleo de otros, cerca de tu cielo.
Sentías...tu pretérito con sus murmullos imperfectos sobre la cama rendida, tu noviembre con su manera de vaciar a la misma hora la poca claridad de la duda y tu nostalgia de siemprevivas con su distancia infinita llena de nombres y calles arrepentidas.
Vivías como temblabas. Soñabas como reías y amabas como una despedida larga en los brazos borrados del mundo.
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