Un ramo de Narcisos

Está en un velatorio,son los últimos instantes que pasa con su ombligo.Se despide con la misma ceremonia de una boda.Se quiso tanto!Tiene una pena infame,de tanto admirarse ha roto el espejo de su vanidad.Estará de luto,por su ego muerto,no hay nadie en la sala,algún ombligo compañero que tb. solo se miraba a sí mismo,Dios los da y ellos se juntan.Recrearse en uno mismo,el placer desproporcionado de estar tan a gusto en la propia piel,el pensar y creerse que los errores son siempre de los otros,que los defectos no se tienen,que de virtudes solo estás hecho,la máxima de:si no estás conmigo idolatrando mi ser perfecto, estás contra mí...¡Qué patético duelo de perder a lo único que se quiere en este mundo:a uno mismo!Y ojo hay que valorarse y quererse,eso debe ser así...pero en su justa medida y sin pisotear a nadie,sin ir por la vida haciendo daño y viendo la paja ajena en los ojos de los demás pero no la viga en el propio.Corres el riesgo de volverte gentuza,con un rencor que te devora por dentro hasta la asfixia.El desdén es peligroso y no todo el mundo sabe manejarlo.Tiene que ser realmente agotador la contemplación absorta de tu propia imagen reflejada en un agua ya muy turbia que te llena de egocentrismo hasta el enamoramiento absurdo de uno mismo,sin poder apartar la mirada de ti ni un instante.Así le paso a Narciso,insensible y orgulloso que se arrojó al agua de si mismo y se ahogó.Tanto se quería que se convirtió en una flor...de un día, por su pasión desmedida hacia su ser perfecto e incapaz de amar a nadie que no fuese él mismo.Todos nacemos con ombligo,debemos enterrarlo pronto para no vivir condenados a un inframundo,vagando como dementes arrogantes,como un ramo de narcisos o como un racimo de egoístas de la ira y la ofuscación,una pandilla basura de presuntuosos y culpables de sus egos-egos que solo se escuchan su eco,un eco que solamente repite cómo los narcisos se ven:superiores y dignos de admirar,enamorados de ellos mismos,desde el primer día que se vieron,un flechazo que acaba por envenenarlos por dentro.