Tintinea, a voces, un secreto bajito
dentro de tu enjaulado corazón
pero no por ser pequeño y cobarde
si no porque me lo grita tu rubor.
Hay quien lo escucha a tu paso
y hay quien cree que no,
algunos dicen que llora
y otros ni le prestan atención.
Si el viento te empuja fuerte
se caen de tu verde colchón
esos latidos que sufren
pero me lo cuentan sin temor.
En él hay pena y llanto
también ternura y amor
desde que ellos se fueron
desnudo y aterido es tu desvelo,
empañados tus ojitos llorosos,
y demasiado invierno en tu cielo.
Dicen los árboles que apenas bailas
por el verde viento y tu resquemor,
el secreto se va desvelando,
no tengas miedo, mi niña,
siempre fue almíbar tu voz.
No los oigo callados
solo un aliento helado
por soledad una siente
que tantos la han olvidado.
Merecido puede que sea
ganado a pulso sin rencor
porque por fortuna lo desconozco
y por desgracia su puñal la mató.
Jinetes que vuelan alto
la luna gime y se oye el espanto
y sangre derramada en la arena ,
la playa lejana respira
y ella yace en la vereda
con ese pellizco lorquiano.
Ay niña qué grande tu espera,
te dejaron de querer muy pronto,
mas tarde pienso que fuiste
una valiente al remendar alas tristes,
cuidando de pequeños ángeles
rota en mil pedazos grises.
Gime el blanco de tu cabello
hasta las olivas de tus ojos,
tu piel se despojó de su moreno
y el secreto de sus enojos.
Canela en rama rota,
ocres tus andares
de tu corazón brotando
frescos manantiales;
tus versos derraman pesares
y de metal suenan los golpes
de mar con furia,de viento en los arrabales,
desconocidos salen de tus olivares.
Niña de la cueva,se sigue viendo tu luz
que de los demás aleja sus males,
esa bella virtud que proviene de tus padres;
cabalgan las sombras y sus soledades,
pule su brillo y blande inhiesto tu coraje
entre la oscura multitud y los verdes
matorrales.
Ya no los escucho callados
solo el rumor de un desaliento tirado
por soledad una siente
que nadie la ha recordado.