El viento pace en medio de las espigas del miedo cerca de los lábiles helechos dormidos.
Brilla rasgado el llanto de la hoguera en la playa que borra el oleaje de un pasado arenoso aunque bello en su trote envejecido.
Mientras entre su mirada y la mía se levanta un conmovido muro y la hiedra trepa hasta ese pellizco de piedra rozada.
Truena el delirio de un verduzco silencio... ebrio de sí mismo mientras la tarde se inclina sigilosa a mi paso tan de princesa prometida como impostora,temo besar su vacío y desnudar demasiado mi fracaso.
Tatuada mi tristeza en la madera del ruido leñoso,me creía que la herida aún era pequeña pero asustada jadeaba y sentí la huida en mi pecho aún caliente como si fuese una incisiva helada improvisada.
A veces aún noto crujir ese azul de cielo recién pintado y de sus rostros que observan a mi ahogado...
Me pregunto y me respondo con una certeza rota y escueta, las verdades suelen pecar de ser parcas en palabras y al tiempo se me deshace aquel leve posado de alas de ángel sobre la hamaca que tengo por espalda y entonces en ese rugido afónico del espanto,solo atisbo plumas de aves por todas partes. Semeja un enorme almohadón en jirones el suelo en el que habito desbar/atada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario