sábado, 11 de noviembre de 2023

Sólo el cielo lo sabe

Hoy he ido al mercado de la esquina más atlántica del cielo, necesitaba llenar mi despensa del alma después de notarla algo vacía: solo un par de naufragios extraviados,silencios enmohecidos,al desnudo mi dolor junto a tres caducados fríos,algún grito aún embotellado,heridas cuajadas, unas luces fundidas y un desatino.

Demasiados escombros...sentí una punzada de descuido.Por ello me encaminé hacia el azul cielo sobre el azul marino.

Una vez allí, cogí un puñado de besos variados de los que son a granel(de los de Judas,no quedaban y no me extrañó el porqué),un kilo de abrazos,tipo tres cuartos,a modo abrigo como quien encima se echa un buen amigo,en lonchas muy delicadas, caricias que se quedan para siempre contigo.Y envasados al no vacío, recuerdos de antaño para alimentarme por dentro si me arrasa el olvido.

Me sorprendió la oferta del día: un noviembre confitado, cogí medio por si acaso alguna noche,me pilla un ama(r)go de golpe bajo o me entumece un escalofrío. 

Cuando pensé que no me quedaba nada ya por llevar, oí un silbido muy delgado...conocido su olor, cálido al sentirlo,tan familiar como aquel inmenso guiño de un pasado de cariño algo rizado y de pronto mis manos en el bolsillo , lucían a-guantes de ganchillo y una voz de mujer con su cabello de algodón de azúcar,me dijo al oído: "te olvidabas tu vuelta para el camino y no te detengas ni hables con tus desconocidos".

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