En las madrugadas,sosegado pero agudo le oye arañar... Y es ese minucioso reloj de la edad el que le recuerda que no hay marcha atrás y su tictac escupe su soledad.
Ella se delata tan deprisa pese a su lento caminar.
Vuelve a casa desde su invisible labor para poder por fin hablar, sin embargo el mismo nadie le responde y sola se queda en la sala de no estar...y vacía su miedo por ser esa ll-amada perdida y la vida cogida de una mano hambrienta que no cesa de timbrar.
Vuelve a casa desde su invisible labor para poder por fin hablar, sin embargo el mismo nadie le responde y sola se queda en la sala de no estar...y vacía su miedo por ser esa ll-amada perdida y la vida cogida de una mano hambrienta que no cesa de timbrar.
Hay un coche en su calle que des-espera y resopla y la oscuridad se pone muy siamesa y ronronea.
Aún están recientes sus puntos de sutura en el cuello...de su botella vivida y no puede dormir sin pensar en ese día que se le cayó la melancolía por las escaleras.
Y está a tres pasos del cielo donde se llena tan hermosa la luna pero ella se eclipsa y no puede ni brillar. Tropieza en el cuarto menguante que tiene la ventana cerrada y rota le sigue pareciendo su luz.
Ella se desmenuza cada vez más...y dormida se espera en alguna otra parte,quizás en algún sueño que la haga despertar de su pesadilla que se mordisquea la cola y así solamente olvidar...su dolor y la ausencia que todavía se bañan en aquel mar que la vio crecer y sobre la rotonda de su infancia patinar.
Recuerda cada beso en sus mejillas de agua y el olor de su hogar,de las sesiones de sobremesa de cine,de todos juntos en el sofá.
Ella con el ovillo de su corazón en la mano lo mira y no palpita,sola lo siente tiritar. Y a su alrededor le asedian montañas de recuerdos en cajas para siempre res-guardar en su alma añeja, mordida por la humedad de su niebla,ahora como testarudo desván.
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