No paraba de repetir lo idénticas y opuestas que eran sus nietas. Ellas le preguntaban a qué sabe la luna y pensaban que él era el Principito por comprender tan bien el valor del amor y de la amistad como agua para chocolate,como romance de la luna.
El perfume de su cuaderno dorado aún hace palpitar el viento en los sauces,sollozar a la ciudad y los perros pero es el viejo y el mar quien nos susurra entre luces de bohemia que vayamos en busca del tiempo perdido porque no sólo el guardián entre el centeno tiene grandes esperanzas.
Quizás nosotros debamos pintar nuestra rayuela en el cielo aunque a veces la sintamos como el ruido y la furia por encontrarnos en el laberinto de la soledad: la vida a ratos por las ilusiones perdidas como esa historia del silencio con sus cumbres borrascosas o también la comedia humana...papel y tinta que nos recuerda que fuimos canciones en el silencio de la ciudad blanca.
Todo esto te daré : la isla del tesoro y lo que el viento se llevó como sus narraciones extraordinarias en las mil y una noches de Riazor bajo las estrellas,serán siempre algo para no olvidar.
La voz a él debida como sus ojos de agua,su razón de amor y ahora nuestro largo lamento son otra vida por vivir en el camino".