Y tu ternura se fue una mañana tan temprano que no estaba ni el alba despierta. Se quedó conmigo tu noche,tu miedo y esa verdad que se esconde entre los posos ya amargos y tibios de tantos recuerdos añejos.
Duele y aún parece que está el verano de cuerpo presente.
Elegiste la duda,ese recoveco del camino que no perdona el paso del tiempo. Elegiste el silencio que a veces se torna cobarde en las palabras que arden en la boca sellada por otros besos que se volvieron ajenos. Elegiste la distancia que ahoga la luz y borra las huellas. Elegiste la pérdida y la imprudencia de quién cree saberlo todo por haber vivido su nada en el desierto...de los d-años cumplidos al soplar en vano las velas de ese barco amarrado en puerto.
Y con la mirada desnuda,limpia pero muda,me quedo a solas pero en compañía de una madrugada cómplice de mi tristeza envasada al vacío de perderte. Y sin no poder escoger ni siquiera entre el marrón que sostengo entre mis manos y el negro que hiere mi pecho.
Elegiste ya...y elegía soy...tu melancohólica estrofa de tres versos,esos que llevas en tus labios endecasílabos y presos.
Hoy el viento de la noche ha callado más de lo debido y ha otorgado esa esencia ocre que tienen las despedidas.
Duele y aún huele a quemado bajo el azul despejado y hastiado,este otoño de mentira/s que se descubrirá de pronto impertérrito pero al fin y al cabo,honesto,muy suyo, sangrará el invierno.
Pedro Salinas es un aprendiz. Al lado de la magia de estas palabras. Sangrará el invierno... Insuperable.
ResponderEliminarEl listón de esas letras no se puede saltar, porque está en el cielo.
ResponderEliminarLlegó la primavera. La vida con todos sus colores está aquí. Al menos bajo el azul despejado de algunos días ;o)
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