He dormido mis días al pensar en mis noches,algunas de mentiras ciertas y otras de verdades incómodas y he cerrado mis ojos para no coger tantos coches que me llevan a una casa vacía de lugares y nombres,que están en ninguna parte donde me hirió mi norte.
Demasiados finales en cada latido que escribo, no sé porqué lo hago si desconozco el camino y el hasta dónde. Quizá lo mejor será que calle,llega ya esa noche que ruge inquieta y para dormirme en la calle,hace frío en tantas vidas y no le importa a nadie.
Se fueron todos cuando el ruido era grande, después de gritarse sus temores y dejando al olvido presente y de su parte. Se tomaron las palabras al pie de su letra,ésa que con sangre entra y desde entonces confundo el silencio y el dolor de quienes no supieron sentirse ni hablarse.
Dejaré de ser comienzo para todo aquel que se agote antes de abrirse entre recuerdos de zarzas que solo arden en corazones de paja y de ignorantes. Me quitaré ropajes de quejidos que no entiendo por marañas de pensamientos errantes que vienen al caer mi noche y envolverme oscura y distante.
No voy a escaparme, nunca fui la huida de nadie ni un plan de fuga,tal vez delicada delincuente que no lleva guantes. Ya lo dije antes,demasiados finales para un corazón maltrecho de tanto frío aire. Acepto sugestiones porque de sugerencias que queman tengo ya bastantes,tan diversas,tan dispares...ojalá algún día no se haga tan tarde.
Hay estaciones que la razón no entiende a no ser que tu corazón se haya ido de viaje. En el desdén de la vida no te sobra equipaje, ya seas de largo recorrido,de distancias amables o de mercancías peligrosas,las penas y las heridas como fondo de armario te dan coraje.
De ahora en adelante me guste o no,quiero callarme...ahorrar cariño y algún que otro detalle. Siento fatiga no sólo al acostarme, quizá aún haya amor para mí escondido en alguna parte como en la mirada cobarde,en ésa que se baja cuando la poca vergüenza se muestra en el disparate en el que se convierte alguna vida cuando amaneces y no se entera ya nadie y cuesta olvidarse.
Me quedo con lo importante...por ejemplo escuchar a mi padre,cada día y cada noche cómo me dice que me aferre a los instantes y que no me asuste, que la vida es muy grande como el viejo del silencio que habita en la noche en sus minutos de descuento cuando todo deja de oírse salvo el vacío rumor de tu miedosa calle,él sabe que lo escucho alto y claro,desdentado,desnortado y por eso me hace sentir extraña y vulnerable. Y me lo dice alguien a quien los años ya tanto le muerden y en pie,sigue adelante. ¡ Cuánto le quiero...a él y a mi madre! Por Dios que no se vayan,que no me falten...que se detenga el tiempo,que alguien lo pare justo ahora,que no corran los días, que simplemente bailen.
A veces los recuerdos son solo puro embalaje como esa carga que se tiene que convertir en bagaje. El pasado que está muy presente y el futuro,desconocido viaje.
La vida,mi vida,nuestra vida...tantos principios,demasiados finales.
Tu escritura es soberbia. Eres un junco. Nadie es capaz de tronzar un junco. Eres valiente. Escribes como si fuese música que saliese de un piano arrebatado. Y lo que escribes nadie se atreve a reconocerlo, tal vez para no reconocerse. Vences a todos los cobardes del hastío. Has escrito la mejor hoja de este otoño que está llegando con sus hojas muertas (tan distintas a las tuyas) que flotan en el aire como corazones muertos sin alma sin tinta y sin sangre.
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