Se hizo de noche de repente,apenas había estrellas en sus ojos y eso que la luna era muy grande,hace ya tres primaveras sin que casi se diera cuenta nadie.
Se hizo de noche su cuerpo de junco que fácilmente se dobla si el viento de la calle es impertinente cuando se puebla de gentes que miran sus disparates...y en tiempo de rebajas,abaratan sus sentimientos al llenar sus vacíos corazones de latidos en balde.
Se hizo de noche su dulce sonrisa y sus palabras se quedaron a oscuras,quietas y en su alma encendió unas velas y a su silencio le puso un nocturno,Chopin sobre las sábanas y se cubrió con gratitud y con rubor y con recuerdos de mullidas lanas.
Se hizo de noche cada vez que amanecía sola tras los cristales de sus sueños rotos que no podían dormirse por el dolor insomne.
Se hizo de noche...ella...mientras en otro lugar se producía un sortilegio. Y las sombras del día a día la atraparon hasta que el tiempo amargo escapó de su mirada abierta.
Se hizo de noche y entre la poca niebla supo atardecer sin prisas como lo hace el sol en un horizonte de verano y el mar como un plato descansa al fin del ajetreo de bañistas de moreno ocioso.
Se hizo de noche y de su alma brotaron ausencias que mordieron su almohada.
Y se deshizo de su noche para en la penumbra poder desnudar no sólo sus palabras y comenzó a vestirse...de esos besos que nunca llegaron a sus labios.
Y la luz se deslizó poco a poco entre sus manos,entre sus brazos,entre sus piernas. Entonces se inventó una noche,dos o trescientas y en la madrugada descubrió a su soledad muy diferente,tan bella como el agua cuando se inquieta,clara,fresca. Y en la esquina se tropezó con el alba mientras ésta humeaba y hablaba con otra soledad muy hermosa de noches muy largas como sus piernas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario