jueves, 8 de enero de 2015

Hacerse lento/a

Se hace lento el calor que apenas acaricia un trozo de cielo cuando palpita en medio del agua.Y es que palpitar entre los charcos del pasado por agua no es fácil.Y poco importa si es salada o dulce,insípida o amarga,la melancolía es lo que tiene...Una amiga una vez me dijo:"nunca sé en qué estación te voy a encontrar cuando te vea y esa incertidumbre no sólo me hace visitarte a menudo sino quererte siempre". Y es que ser melancohólica es demorarse hasta que el silencio se rompe sólo con ese llanto que es como agua menuda en tu alma,ese "orvallar" por dentro y que
a-penas se note por fuera.

Se hace lenta la llegada,cualquier llegada a buen puerto de unos brazos o de unos besos,tú los ves a lo lejos y se quedan entre el sol y la nube que lo tapa y destapa a su antojo de algodón,a veces tan negro como ese día que nunca llegó a ser día del todo.Esa sensación de estar entre tinieblas y entre heridas que jamás debieron ser tuyas ni de todos aquellos que hurgan donde todavía escuece.

Se hace lento el frío cuando ya comienza a finales de octubre y se estira como ese chicle que pisas sin apenas darte cuenta y así en la suela de tu zapato se te queda pegado hasta primeros de mayo.Y es difícil entrar en calor y más si tus huellas se hunden en la congelada nieve de tu paisaje vital.

Se hace tan lenta la llegada de la primavera...quizá por ser un estallido de fragancias y emociones y eres tú la que remolonea todavía llena de escarcha y con el alma que hiberna porque aún no se atreve con tanta luz y tanto revuelo de mariposas fuera porque en ti ya hace muchos abriles que dentro no las sientes.

Yo también me hago lenta como la leña húmeda que no acaba de prender en ella la llama pero no por húmeda sino porque jamás se debió hacer leña de ella ni de su árbol caído.


Y se hacen lentas las miradas azules y algunas verdes,las ganas y las penas y ese después de una reyerta...y el alivio y el amanecer destemplado y la ducha fría y la gota que colma tu vaso diario.
Se hace lento casi hasta perezoso el olvido y el sentirse perdido y los latidos en tu corazón a modo jaula de grillos.

Por eso se inventaron los toboganes y el envío urgente por si la tortuga que llevamos dentro no se le da por salir de su caparazón jamás.

Y ella sueña con esa felicidad lenta y su beso y su caricia eterna.Lo que viene a ser vivir en ese mullido colchón de cariño desmedido.
Lo que no acaba de entender es el porqué de ir corriendo a todas partes si total termina todo haciéndose lento...tanta prisa para algo que sólo depende del maldito ninguna parte.

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