Diles que es honesto el silencio,ese que se queda prendido de la boca,las palabras mudas y hermosas,inquietas se posan.No siempre quien calla, otorga.
Diles que una vez fuiste preciosa,que te pesan ciertas heridas como losas,que no merece la pena hacer caso a los idiotas,que quizás,solo quizás la mentira no siempre tenga las patas tan cortas.
Diles que tanto saltaste tantas olas que rompían en tu cuerpo y te reías a carcajadas con tus empapadas caracolas,que se tiznaba tu piel de chocolate y el sol contigo se ponía las botas.
Diles que escribiste tantas historias,algunas con mucha luz,otras con poca,que te vestías en tu habitación mientras bailabas y escuchabas música al elegir para salir de fiesta tu ropa.
Diles que tenías carita de buena ,de las que pronto se sentaban en clase cuando la música la ponía Ofelia, la monja y en cuanto entraba la profesora, curiosamente te pillaba de pie como a todas.
Diles que sus abuelos apenas te reñían,que no les gustaba verte temblar,ni que no te tomases la sopa y disipaban la niebla si te envolvía y te amaban por encima de todas las cosas.
Diles que fuiste tan feliz y a veces tuviste tus momentos de gloria al salir con tus amigas se te pasaban rápido las horas,que te enamoraste de su padre nada más conocerle y desde ese instante supiste que sería él mientras te comías helado en una copa.
Diles que tu camino tuvo luces y sombras, que sufriste como lo hace la gente si la dejan muy sola, que es más fácil emocionarse si tu corazón no es una roca y que para bien o para mal la vida te erosiona,que de todo se aprende pero que no carguen demasiado sus alforjas.
Diles que en una noche angustiosa,se levantó la brisa de golpe y su prosa,se puso tan caduca y furiosa que sentiste al miedo de frente y que lloraste como se caen las hojas.
Por un instante ocre fuiste otoño entre la oscuridad rota donde se atropellaban las horas.
Pero no les digas nunca seré del cuento la bruja ni la fregona salvo que si quieres,puedes... hasta volar muy alto encima de una escoba.
Tampoco la reina ni verdugo ni víctima,tal vez blanca, nieves cuando el frío te toca y que el veneno no siempre se esconde en una manzana roja.
Y no hace falta que les digas ciertas cosas ni que las embellezcas ni pintar sus mariposas, ya ellas saben...
Hablarles siempre ha sido cómo resbalar por sus atentas mejillas...ese pellizco de nostalgia al divagar el devenir de los días.