El vacío más poderoso que titubea,los ruegos de un llanto que se rompen,la llama que se tambalea en su vela,el calor de lo efímero y su furtiva franqueza.
A veces en esa fragilidad nos des-hacemos más fuertes pero nadie lo ve ni los que nos rodean como si nos persiguiesen y solo unos pocos se empeñan en levantarnos de un suelo de silentes coces porque no dejamos de ser todos caballos malheridos,cansados de su herida que se desboca.
Quizás haya demasiada honestidad que galopa vulnerable sobre la arena mojada del tiempo que huye y como enemigo que creemos que es,le ponemos un puente de plata.